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La aventura del saber

Gracias al programa de La 2 de TVE, La aventura del saber, tenemos un precioso reportaje de Cumpleaños en el bloque. Un día de rodaje entre los bloques de Rodrigo de Guevara 2, Cervantes 2 y el Archivo de la Villa, dieron como resultado este vídeo. Las tres gestoras del proyecto, Clara Ajenjo, Roser Colomar y Valeria Reyes, explicamos qué es y cómo empezó todo, nuestros objetivos, el montaje de la exposición y las sesiones de investigación entre archivos o hemerotecas. Es  un recorrido por todo nuestro trabajo y esperamos que os guste mucho.

Compartimos aquí el vídeo, ¡que llegue lejos!

Artistas de lo doméstico

¿Os ha pasado alguna vez que desde que conocéis una cosa, una imagen o una persona, ésta empieza a aparecer de repente por todos los lugares a los que miráis? Nuestra atención pasa desapercibida todos los días frente a miles de estímulos, pero a veces se enciende la chispa con algo y es a partir de ahí cuando nuestra percepción se detiene en su observación. Desde que comenzamos a introducirnos en este camino de la investigación y la reflexión de lo doméstico, hemos ido viendo cómo existen muchos proyectos y artistas que también realizan su trabajo a través de este prisma. Cumpleaños en el bloque quiere realizar un breve recorrido (se nos quedarán un montón en el tintero) de ilustradores, diseñadores, artistas o fotógrafos que hemos ido conociendo en este tiempo y que tratan de alguna manera temas convergentes con la ciudad, el espacio doméstico, la intimidad del hogar o los vecinos.

Arquitecturas

Representar el paisaje de una ciudad o las fachadas de los edificios. La ilustradora portuguesa Ana Frois o la británica Lucy Elridge tienen una serie de casas y de vistas urbanas en las que destacan la importancia que le dan a elementos básicos como tejados y ventanas, y algo de vegetación.

 Ana Frois 2  Lucy Elridge 2

Lucy Elridge 3

 

 

 

Espacios interiores

Hay artistas que se meten dentro de las casas y representan lugares como el cuarto de baño, que Amaia Arrazola convierte en una ducha con entrada al mar. También hemos descubierto la obra de Asier Rua, que en su libro Madrid interior recoge distintos interiores de la ciudad, o del fotógrafo rumano Bogdan Girbovan, que en su serie 10/1 retrata los apartamentos de un mismo edificio. Emilio Pemjean fotografía arquitecturas de casas, que para el autor son el lugar en el que las personas nos relacionamos con el espacio y con lo que construimos en él.

 Amaia Arrazola  Ana Frois 3

Asier Rua

 Bogdan Girbovan 2  Bogdan Girbovan

Vecinos

Hay quienes siguen buscando por las casas en busca de las personas que las habitan. El tandem de ilustradoras Cachetejack captura escenas cotidianas en su fanzine Neighbours, mientras que el también ilustrador Alfredo Herráez imagina cómo serían los vecinos de un bloque imaginario en su proyecto titulado también Nighbours. Las medianeras de los edificios del artista urbano Escif son una forma de sacar al espacio público las vidas de sus moradores, a través de retratos de ellos.

 grandmaniña pija

Lo doméstico

Y si nos asomamos por la mirilla para ver qué hacen esos vecinos, nos encontramos con la obra de Ana Peñas o Hyuro. Ana, ilustradora de la imagen de Cumpleaños en el bloque, ha realizado una importante labor sociológica para retratar barrios y vecinos. Hyuro usó las paredes de una estación de metro para realizar una instalación entre lo doméstico y lo político, para poner de manifiesto el papel de la mujer en las tareas de la casa, un homenaje para reivindicar y dignificar.

Ana Peñas 2
Hyuro

Esto solo supone un breve repaso por los artistas que hemos ido conociendo gracias sobre todo a las redes sociales, seguiremos descubriendo cada día otros muchos como ellos, que juegan un papel esencial en la representación de las escenas domésticas y en cómo imaginamos, vemos y plasmamos los bloques y casas de diferentes partes del mundo.

El Archivo de la Villa: un encuentro con el pasado

En Cumpleaños en el bloque hemos estudiado diferentes vías para obtener información acerca de los bloques y del paso de sus vecinos. La principal forma que hemos tenido ha sido a través de sus inquilinos, rastreando a través de sus documentos y testimonios. Pero, ¿cómo hacemos para conocer la fecha de construcción del bloque, los antiguos inquilinos que han pasado por ellos o los negocios y tiendas que han ocupado sus bajos?

la foto                                 Placa conmemorativo de la última casa donde vivió Cervantes.

El principal organismo en Madrid que recoge este tipo de documentación es el Archivo de la Villa, en el centro cultural Conde Duque. Este archivo contiene los documentos generados por el Ayuntamiento de Madrid, como nacimientos, matrimonios, licencias  urbanísticas o padrones, especialmente a partir de mediados del siglo XIX y hasta el siglo XX. Actualmente estamos rastreando la historia de tres bloques del Barrio de las letras: Huertas 18, Cervantes 2 y Plaza Matute 12. Los dos primeros son bloques donde vivió Miguel de Cervantes, el tercero es el único bloque modernista habitado de Madrid, conocido como «Casa de Pérez Villaamil» y diseñado por Eduardo Reynals.

Cuando llegas al archivo , el primer paso que hay que dar es obtener las cintas microfilmadas, que contienen las fichas con las signaturas de todos los posibles documentos pertenecientes a cada bloque, las cuales están ordenadas por las distintas calles y números de Madrid. Una vez se consigue la signatura, se solicitan los fondos al personal del archivo, que pueden estar microfilmados, y en muchos casos, se conserva el documento original, al que se puede acceder e incluso digitalizar.

1868 Tercero derecha                     Padrón de la Calle Cervantes, 2 (1868).

Además del placer que supone poder tocar estos expedientes y ver las fechas, los nombres y firmas de las personas o los cambios de caligrafía según las décadas, estos documentos nos dan muchas pistas de los negocios que han ido pasando y nos permiten realizar una cronología más exacta de la evolución del bloque. Hemos conseguido denuncias, licencias de apertura, permisos para hacer modificaciones, cesiones de agua o documentos acreditativos de «buena moral y conducta».

Son documentos de personas normales, anónimas, que sin embargo nos están dando un imaginario de lo que pudo ser hace 100 años el Barrio de las letras, llenos de comercios que hoy en día están prácticamente en extinción, como carbonerías o sastrerías, y otros más comunes como fruterías o casas de préstamos. Viendo los padrones, también podemos ver como la mayoría de vecinos tenían sirvientas o criados, y como desde hace más de un siglo, en Madrid han vivido personas de muchos lugares de España, e incluso del extranjero. Esta investigación documental queremos que sea parte de las exposiciones que hagamos en los bloques y sobre todo, que suponga un buen comienzo de la historia que empezamos a trazar con los vecinos actuales.

 

 

En Madrid también ha sido verano

Escribimos en pleno verano, cuando el calor aun era aplastante, un texto que hablaba sobre las casas de la playa, de cómo la vida en esta época, más efímera y liviana, fluye en un hogar de costa, de cómo los vecinos se relajan y practican (queremos pensar), una convivencia más amable en un entorno vacacional.  Cuando nos pusimos a reflexionar sobre las casas de verano, la siguiente pregunta fue, ¿y cómo es pasar el verano en la misma casa de invierno?

Ahora que la época estival se está terminando, o eso parece, la que aquí escribe acaba de pasar un verano en Madrid, en la misma casa que el resto del año. Esta casa, del bloque de Rodrigo de Guevara, está situada en pleno centro de la capital, en el barrio de La Latina- Rastro. Esta zona de Madrid está inserta en calles estrechas con edificios antiguos, por lo que adelanto ya, la gran mayoría no disponen de piscinas o de zonas arboladas para crear ambiente veraniego. La casa (mi casa) que durante todo el invierno es fría, la casa que no tiene ventanas que cierren bien, la casa que no tiene calefacción, la casa que no tiene un termo que dure más de una ducha, de repente se convierte en una casa calurosa (aunque mucho más agradable) en verano. Si hiciera una foto a la casa de invierno, todo serían ventanas cerradas, mantas por las habitaciones, sopas, colacaos y tés, pequeñas estufas para gastar poca luz eléctrica y una luz natural más bien tenue.

la foto (1)

Pero en verano, la misma foto con la misma escena doméstica se transforma. Al igual que no tenemos calefacción tampoco tenemos aire acondicionado, por lo que los días de mucho calor cuesta trabajo pensar cómo tres meses antes nos helábamos de frío. Ahora un ventilador decora las habitaciones y las ventanas por fin se pueden abrir. Los balcones pasan a tener sentido, ponemos sillas para desayunar en ellos y hasta la alegría veraniega nos ha hecho poner geranios. Cambiamos las sopas por gazpacho y la luz del verano inunda toda la casa. También, y como contrapunto negativo, nos inunda el ruido de la calle. Es una zona con bastante jaleo, y claro, las conversaciones en verano se alargan más y las ventanas se cierran menos. Cuando vas por las escaleras del bloque, es normal la pregunta, “¿Qué, aquí pasando el verano o es que estás de vuelta?”. Se da por hecho que hay que salir, pero para muchos el verano transcurre sin más movimiento del que esta estación da.

Al final, y aunque la playa esté lejos, el verano y sus cosas idílicas también llegan a las “casas de invierno”. Las verbenas han hecho reunir a barrios enteros y las piscinas públicas (ese espacio de ocio tan solicitado en Madrid y tan raro para foráneos), acaban siendo una buena opción para tomar el sol. El verano en Madrid tiene fama de ser tranquilo, pero lo cierto es que la ciudad sigue estando llena de vida. Todos los vecinos que pasamos agosto aquí nos miramos con complicidad e intentamos disfrutar de esta época, que también en Madrid resulta ser placentera y bonita.