Carbonerías
A finales de noviembre acostumbra a hacer frío en Madrid. Las calefacciones centrales, alimentadas por carbón hasta hace unos años, se encendían a partir del 1 de noviembre, y necesitaban toneladas de carbón para mantener calientes los hogares madrileños. (…)
En Madrid proliferaban las carbonerías. Eran necesarias para las calefacciones y para las cocinas. Las carbonerías de barrio eran pequeñas y oscuras como el producto que vendían. El carbonero estaba siempre tiznado, a pesar de su sempiterno delantal. Una romana en una esquina, un cubo, una pala y los productos que vendía: leña, carbón, cisco de carbón, cisco de picón o de roble. A veces llevaba su producto a domicilio, como este carbonero que descansaba en su carro en la calle Serrano de Madrid. No falta ningún burro, mula o caballo, era el propio carbonero el que lo acarreaba.
Federico Ayala Sörenssen, Un carro en la calle Serrano. ABC 27/11/2015
María Antón, vecina de la Calle Juanelo, abrió una carbonería en los bajos del bloque de Cervantes número dos. Durante 65 años la carbonería estuvo a su nombre, y María fue renovando sus licencias correspondientes hasta que en 1920/1930 otro vecino, Domingo Ferreiro, tomó el relevo de este establecimiento.